miércoles, 1 de mayo de 2013

Disfrutar con la autocaravana de la naturaleza que nos ofrece la primavera en Liébana.

El pasado fin de semana, después de pasar el invierno en la agradable temperatura de la isla canaria de Tenerife, con el regreso a nuestra casa de Santander y una vez asentados en esta, las ansias de coger la autocaravana y tirar para cualquier parte se dispararon. A pesar de los malos presagios meteorológicos que los responsables de los medios nos presentaban para el fin de semana, no nos limitó el impulso a "desempolvar" la autocaravana y tras conectar las baterías  que estaban en el habitual reposo invernal, poner en marcha esta y tirar hacia delante, en este caso con rumbo a uno de "nuestros santuarios",  el Valle de Liébana, en el que siempre disfrutamos mucho y guardamos gratos recuerdos.


A las cinco de la tarde del jueves dia 25 de abril nos pusimos en marcha a nuestro destino, con un dia despejado y con la temperatura casi veraniega, percibiendo en el paisaje a nuestro paso, el verde primaveral que ofrece la cornisa cantábrica en esta época del año. Continuamos ruta adentrándonos en la que podemos considerar como la antesala del Valle de Liébana, el impresionante desfiladero de La Hermida, que aunque lo transites o cruces mil veces éste siempre te sorprende y disfrutas como si fuese la primera vez que lo ves.


Nada mas adentrarnos en el desfiladero, asistimos al espectáculo que representa en esta época del año, la abundancia de agua que contiene el ruidoso y tumultuoso caudal del rio Deba, al discurrir por su cauce las aguas procedentes del deshielo de las nieves del crudo invierno que han soportado los macizos centrales y orientales de los Picos de Europa. 


La primavera en estos dias ha traído a Cantabria y también a la comarca de Liébana temperaturas veraniegas y con esta bonanza climatológica, la estación de las flores ha llegado y la naturaleza está en pleno desarrollo. Liébana una comarca de una variedad climática y una naturaleza sorprendente, donde se alterna un microclima propiamente mediterráneo con los rigores de la meteorología alpina en las zonas más elevadas, una reserva natural donde aún perviven especies arbóreas autóctonas: encinas, fresnos, alcornoques, robles, hayas, castaños, avellanos etc. formando intrincados y bellos bosques en el que sobreviven especies protegidas como el oso, el lobo, el corzo, el jabalí, el urogallo, el rebeco etc. y que al mismo tiempo todas estas especien naturales conviven en equilibrio con la actividad de multitud de asentamientos poblacionales y pastoriles integrados por una singular arquitectura rural con tradiciones y formas de vida de sus habitantes aun ancestrales que afortunadamente se han conservado a través de los tiempos.


Al filo de las siete de la tarde llegamos a la villa lebaniega de Potes, en la que después de aparcar la autocaravana en el aparcamiento del polideportivo N-43º09'19'' W-4º37'26'', nos dimos un paseo por el casco antiguo con una temperatura ambiental reinante de 21º, saludando a algunos conocidos lebaniegos que hace algún tiempo no nos veíamos, terminando la jornada en el mesón "Los Camachos", en armonía junto con nuestros amigos Carlos y su esposa, a los que por casualidad encontramos en el mesón, los cuales nos invitaron a  un buen plato de jamón y queso acompañado del vino que elaboran en la casa. 


Los dias 26-27 los dedicamos a disfrutar del senderismo por el valle y la visita a varios pueblos de la zona, pernoctando por la noche en la capital lebaniega de Potes, donde el domingo dia 28, cumpliendo las expectativas meteorológicas del fin de semana, nos levantamos con el espectáculo de la nieve, que cubría de una manto blanco nuestra autocaravana y tambien los tejados de las casas y las montañas que circundan la villa de Potes ofreciéndonos un paisaje extraordinario que hacia algún tiempo que no disfrutábamos.


Aunque nuestro pensamiento era iniciar el viaje de regreso a Santander, con el espectacular paisaje que teníamos delante, nos animamos y después del desayuno, pusimos rumbo dirección Fuente Dé donde no conseguimos llegar ya que estaba nevando con fuerza y para no correr el riesgo de quedar atrapados bajo la abundante nevada, que cuanto más íbamos ascendiendo por la carretera mas se hacía presente. En la población de Espinama decidimos dar la vuelta y regresar sobre nuestros pasos.


El espectáculo de la nieve y el paisaje del recorrido era extraordinario, con las chimeneas de las casas humeantes embargando el ambiente del característico olor de la leña quemada. Al mediodía y tras diversas paradas en varias poblaciones de la ruta, como el dia y la temperatura se prestaban a ello, decidimos parar en la población de Los Llanos para reponer fuerzas  degustando un sabroso cocido lebaniego en el mesón de la localidad.


Después de la comida y como la nieve comenzó a ceder dando paso a una tarde tranquila, para intentar bajar un poco el cocido, nos dimos un paseo por la bonita población de Mogrovejo, lugar desde el que disfrutamos de sus bonitas  y restauradas casas así como de un paisaje y unas vistas preciosas.


El fin de semana ha sido muy gratificante, donde como siempre que visitamos Liébana, lo hemos pasado muy bien, en este caso hemos disfrutado mucho de un paisaje nevado, que hacía mucho tiempo no habíamos tenido la oportunidad de contemplar.


Para que vosotros también podáis sentir algo de lo que os comento aunque sea a través de las imágenes, os recomiendo que le echéis un vistazo al siguiente vídeo elaborado con algunas  imágenes tomadas en nuestro recorrido. Tambien os invitamos a leer otro relato insertado en este espacio hace algún tiempo, con imágenes y comentarios de lo que representa para nosotros y puede suponer para que los que no lo conozcáis y os animéis a acercaros por aquí, el Valle de Liébana.


Pedro Ansorena y Senia Bonaechea.







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